jueves, 14 de agosto de 2014

Que lleve tu marca


Hay sabores que me generan recuerdos. A tu forma, ciclotímica que me marea,  como hoy.
Acabo de darme cuenta que es jueves Mi día.
 Y yo solo suspendida en el aire. Literalmente, estoy en un entrepiso y sólo la energía nauseabunda y confusa que tu piel desprende, niebla mis palabras.

¿Quién sos?
Puedo olvidarme, mitigar tu recuerdo y endiablarte. Construirte como un ser detestable.  Te lo digo frente al espejo con mis ojos que están rojos. Y  mientras las hierbas hacen su efecto,  comienzo a sentir… a sentir  una   bronca que va subiendo por mis  entrañas y se vomita en la mirada. Estas del otro lado.  Aunque no lo sepas  te hablo, y lo hago  porque no necesito escucharte. Se que no sabes responder, que vivís huyendo. Que te incomoda que otra persona ponga las reglas. Siempre sos vos, siempre. El que llama, el que corta, el que no responde. Y el que vuelve….te haces el perdido para que sea tu guía.

 Pero ya no más.
 Te detesto, me das asco, me agarran nauseas. Y tengo miedo que fecundes en mi, un hijo , un hijo  de tu rabia.  Tengo miedo que lo hagas y se parezca a vos.  
Con tus ojos mojados, con tu mirada oculta, esa que es un puro teatro y se retira frente a mí.   Tengo miedo  fecundar un hijo . Que sea producto de tu gen, del virus que dejaste en mí.
 Por miedo a querer  abrazarlo, por miedo a que  el feto me retuerza hasta morir.

    Lo único que te falta luego del sueño, de la paz, de la bronca, del dolor, es que te robes mi ADN. Que me contamines con vos, con tus fluidos. Y salga de mí un engendro, un engendro  que lleve tu marca.

 

 

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