jueves, 18 de septiembre de 2014

Te encontré


Te encontré en el sueño, que soñé ayer. Por lo tanto no te encontré apareciste .Como siempre sin buscarte.

Tenías otro cuerpo, eras distinto y habías engordado. Bueno no mucho. Para el normal de la gente, tu extremada delgadez  -al igual que tus marcas que me habían enamorado- le parecía excesivo como si vos solito agarraste tu mano y te tajeaste. Nada de eso. Y porqué vuelvo a hablar de eso? No importa.

Te ví pero te ví distinto, no eras el mismo. Y no tuve miedo de contarte que era feliz. Porque supongo que esto es estarlo. Le temo siempre a las categorías. Quizá es un resabio tuyo. Pero creo que esto es estar feliz y querer como se quiere la gente, y piensa cosas que la gente piensa cuando esta feliz y quiere a alguien. Me entendés? No se para que te explico si te lo dije ayer. En el sueño recordas? Será que vos también te encontras psicológicamente en mis sueños. El otro día pensaba como era posible que decidieras estar siempre solo. Transcurrir la vida, o caminar como quieras.

Pero yo no, te mentí que te dije que yo también. Te mentí a vos y a muchos, para hacerme la mujer moderna . Porque soy libre sin atarme pero sin entrar en la lógica de la superficialidad.

Hoy , te encuentro acá porque te encontré allá. En el sueño, en ese lugar donde te gusta habitar y confundirme con la locura, o la memoria desmedida. Si te recuerdo? Claro. Pero ya no importa. Y eso fui a decirte, y vine a decirte ahora por si no lo había dicho claramente. Aunque en los sueños uno se entiende mucho más por los gestos que por las palabras. Cosa que no ocurre en la vida real. Espero encontrarte parado (en la vida real) más gordo. Y si no te encuentro más. Que seas lo que quieras ser. Como yo.
     que intento ser.... no se que...pero algo seguro.

martes, 16 de septiembre de 2014

Un té, dos té

Dame un té, 
ponle azúcar,
sin el saquito,
sin el agua.

Quiero un té,
con azúcar,
no de saquito,
calientito.

Tibio, que guarde ternura.
Suave, que se sea sutil.
Pero intenso, que se haga sentir.

Te de frutas,
te de chocolate, 
te de río y
de atardecer.

¡Quiero té, 
hazme caso!
¿No me ves
pidiendo té?

Dame te, quiero te,
te pido que me des te, 
que me te des, 
que te me des.

Date.me, quiero te.
Quiero te y te quiero
tibio, tierno y suave.
Dulce, puro, simple.

Simple como un té
es que te quiero.

Mi cuerpo pide.te
sin que me de cuenta.
Y yo quiero.te 
antes de saberlo.

                          
                                Porque hoy alguien me recordó este poema y me hizo sonreír. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Muere en mi
todo lo que aquí leen.
Muere todo,
se deshace, perece
Tiempos que ya padecieron
largamente atrás.

martes, 9 de septiembre de 2014

Como chocolate


Es una tableta gruesa y genera resistencia en mi boca.

Pienso la resistencia de un material o de un abrazo.

Un abrazo normal, una chica saludando a un chico por su cumpleaños.

Una mano una cintura indescriptible presión sutil de no querer dejar ir o ser mordido; el chocolate también tiene algo para decir.

En mi boca se ablanda, desarmado cede.


Vos no. 


Con los ojos cerrados

                                                                                   Imagina
                                                                                 estar parado
                                                                               en el medio de la selva
                                                                             con los ojos cerrados
                                                                           esperas
                                                                        un roce
                                                                      un sonido
                                                                    un golpe
                                                                  algo
                                                                que te obligue a abrir los ojos

                                                                                  Imagina
                                                                                estar parado
                                                                             en el lecho de un río
                                                                           con los ojos cerrados
                                                                        truena el cielo
                                                                     esperas
                                                                  una gota
                                                               sentir agua en los pies
                                                            un golpe de agua
                                                          en la espalda
                                                        algo
                                                      que te obligue a abrir los ojos

                                  estas alerta
                                  tus sentidos se afinan
                                  pero no pasa nada
                                  ni va a pasar
Si abres los ojos
solo vas a estar parado en tu habitación
esperando el golpe
en tus oídos
de sus palabras
o una bofetada
en la cara.
Esperas algo
que te destruya
que sea ajeno a vos
que lo haga por vos
la puerta cuando se abre
o el portazo cuando se va.




sábado, 6 de septiembre de 2014

No tengo poesía

No tengo poesía. Si todo se reduce al ahora, no tengo poesía, ni proyecto, ni mañana.
No tengo las palabras que profetizan el ayer y menos aún la muerte del porvenir.
No tengo palabras.
Sólo temor ante este vacío, esta nada que impide la experiencia.
Pensándolo otra vez, pues, lo tengo todo.
Es que la palabra no es más que vacío. No expresa lo trascendental.
Lo que va más allá es esto inefable que de a ratos me entristece.
Otras me atemoriza.
Es eso infinito a lo que voy
lejos de la estructura y la forma. Es eso divino de donde vengo
que hoy me tiene aquí, sin poesía, sin palabras.

martes, 2 de septiembre de 2014

Fin

¿Cómo me fue? Bien supongo, o mal. Depende cómo lo veas. Bien porque hice lo que fui a hacer, lo completé, me animé. Mal porque no era lo que esperaba. O sí, tal vez fui inconscientemente esperando que todo termine, que todo acabe como había empezado: improvisado, repentino, irrevocable, instantáneo.La energía fluía hacia él el último día, de la misma manera y por el mismo canal por el que había fluido hacia mí el primer día. El círculo se había cerrado sin que yo lo espere, sin que yo lo planee, sin que lo quiera. Me quedé sin palabras. Me quedo con el silencio. Ya te lo dije todo. No te digo nada, ni tú a mí. Tú tampoco. Silencio. Adiós, un beso en la mejilla, no, mejor en la boca porque es el último. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

No estoy en casa


Llueve y no estoy en casa. Ayer iba a escribirte, lo juro. Terminé yendo a tomar un helado. Hoy llueve como para no salir, pero no estoy en casa y te extraño. Será tu manera de revolver las sábanas sin estar nunca del todo destapada o el golpear de la ventana contra sí misma. Si hoy no se cortara la luz, como siempre, podríamos ver las películas que tanto te gustan, cocinar panqueques con whisky o cualquier cosa con este aguacero del otro lado del vidrio. Pero yo no estoy en casa hace tiempo y no puedo volver. En la vereda no hay nadie, una utopía un taxi vacío. Por esta calle no pasan autos, no barren las hojas caídas de los árboles y todo se inunda, siempre, hasta tocar las puertas de las casas. Un auto pasando un día como hoy sería un rebalsar eterno, una onda expansiva, agua comiendo los pies de la gente, empujando zócalos de las casas de mis vecinos. Yo fui ese auto cuando llegué. Me deben haber odiado. Ya ves, hermosa, no puedo siquiera pedirte que vengas o tomes un remís. Me encantaría buscarte con un paraguas gigante y ver tu cara de esfuerzo saltando charcos.

Llueve más fuerte, si se me permiten las comparaciones. Es difícil lo relativo cuando uno no tiene más que un par de zapatos mojados. Una fuerza que es la naturaleza misma, brutal y hermosa. Cierra la visión una cortina de hilos fríos que caen, nítidos chorros, infinitos. No veo mucho pero no importa. Si fuera la cortina del baño o esa sábana desgastada con la que te tapas para leer, te espiaría encantado. Correría la tela, tu cara de asombro. Tantas caras extraño. Llueve mucho y estoy lejos. Mañana, te prometo, el cielo se va a limpiar y desde el ventanal vas a ver las estrellas. Tal vez no pienses en nada, pero las vas a mirar antes de ponerte el pijama, como siempre, yo también.